Mediante la generación de campos electrostáticos dieléctricos de baja intensidad (sin romper las resistividad del aire o sin efecto corona de descarga), repartidos a lo largo del sistema de ventilación y climatización del edificio, que trabajan combinados con la filtración tradicional para aumentar su rendimiento. La IBPA se basa exclusivamente en un principio de acción físico, la energía eléctrica, siendo su uso totalmente seguro a la exposición de las personas.

La IBPA produce iones cargados con una polaridad ajustable y determinada, que reaccionan con las partículas de polaridad contraria presentes en los flujos de aire del interior de un edificio, aglomerándolas en grupos o conjuntos de partículas, con una masa y diámetro resultante mayor. Esto hace que los filtros convencionales de los sistemas de climatización y ventilación del edificio pasen a negociar con partículas más grandes, por lo que mejora su capacidad de atrapamiento, equiparándolos a filtros de 5 o hasta 7 categorías superiores, en combinación con el efecto Brownianio.

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La IBPA tiene capacidad demostrada en la reducción de los siguientes patógenos del aire:

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• Particulado en suspensión.

• Compuestos orgánicos volátiles (COV / VOC).

• Mohos y esporas.

• Virus y bacterias.

• Partículas nocivas de olor.

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La carga iónica producida no genera concentración de atmósferas pues los iones, en contacto con otras partículas, se descargan volviendo a su condición anterior. Debidamente calculada, su potencial es suficiente para reducir partículas orgánicas e inorgánicas y la oxidación de COV's. En cuanto a la inactivación de determinados virus, bacterias y mohos, lo realiza de forma efectiva e indirecta; atrapándolos y desecándolos en los filtros.  Esta es la base para el reconocimiento de la IBPA como medida de protección colectiva (PRL), generando una verdadera barrera a la transmisión de patógenos y contaminantes por aerosoles.